Por Alejandra Escalas.
de primavera que como
pantera fuiste a pelear.
Ni mil metrallas que te
tiraron del tren de tropas que ardiendo está.
Ni con bombas te
amedrantaron porque sos gaucha y sabes pelear…”
Demetrio Díaz Acuña
Laguna Paiva, es una ciudad, a 40 km al norte de la ciudad
de Santa Fe. Localidad de ferroviarios, maestros, comerciantes, hombres, niños,
niñas y mujeres que su historia está atravesada por las vías del tren. Los
habitantes que protagonizaron la resistencia de la lucha ferroviaria que
comenzó el 30 de octubre de 1961 y culminó el 10 de diciembre quizás no olviden
jamás lo que defendieron en esos días, hoy a 52 años nos damos cita para
revalorizar historias de nuestra región.
Había una Argentina que se conectada por carriles del
tren, con coches tanto de pasajeros como de carga. Miles de pueblos se crearon
alrededor del tren y vivían de la economía que genera. Así, el país tenía una
actividad económica pujante.
En el año 1961 el
gobierno de Frondizi quiso desconectar el ferrocarril, echar a trabajadores,
cambiar las máquinas del tren por autopistas bajo la consigna del “progreso”.
Consistía en atraer a fábricas de automotores a la Argentina (darle grandes
incentivos a las automotrices), negocia con el Banco Mundial la creación de una
comisión para achicar el sistema ferroviario.
En esta pequeña ciudad, Laguna Paiva, tuvo su asiento uno de los más
grandes instalaciones del Ferrocarril General Manuel Belgrano. En el año 1961
el gobierno de Frondizi quiso desconectar el ferrocarril, echar a trabajadores,
cambiar las máquinas del tren por autopistas.
La vida en el caso de los ferroviarios fue cambiando,
se PARALIZÓ LA MAQUINA, el quehacer de la fragua y se encendió otro fuego: EL
DE LA LUCHA.
FECHAS:
Noviembre de 1961 no será sacado de la historia de
Laguna Paiva jamás. El 3 de noviembre: se realiza una manifestación, unas dos
mil personas recorren las calles repudiando lo que estaba ocurriendo y realizan
la toma del local de la “unión ferroviaria” y expulsan a los policías que
estaban tomando el local. Luego, el 11 de noviembre: pasado el medio día parte
desde Santa Fe una locomotora que llevaba policías para “romper la huelga”. Los
habitantes al escuchar la sirena salen de sus hogares y se concentran en el
paso nivel para repudiar el paso de la locomotora. Las mujeres arrojan
durmientes y piedras para que el tren no pueda llegar a Laguna Piava. Luego, el
ruido de las metrallas de los policías, y las personas buscando personas –
buscar y ver cómo estaban sus familiares-.
CONTEXTO NACIONAL:
En el año 1958 el país que estaba gobernado por
dictadura que fuera instaurada por el golpe de Estado en 1955 con el
derrocamiento de Perón (en su segundo mandato),
la autodenominada “Revolución
Libertadora”. Para este año es convocada las elecciones en las cuales el
peronismo es proscripto al igual que el Partido Comunista, los cuales son
vetados de participar de la vida política del país.
En este contexto político, sin embargo, la
participación de los dos sectores políticos vetados es muy álgida y dinámica en
los sectores del movimiento sindical, peronistas y comunistas son aquellos que
dirigen los diferentes gremios que se van a nuclear en la denominada
organización de las “62 organizaciones” quienes van a ser que lleven adelante
la conducción del Central General de Trabajadores (CGT).
En las elecciones
del año 1958, bajo esta trama
política triunfa la fórmula del UCRI
(Unión Cívica Radical Intransigente), Frondizi- Gómez (sector del
radicalismo desprendido del partido por cuestiones programáticas). El
apoyo de estos sectores sindicales no fue casual. La fórmula del UCRI planteaba
cumplir el programa progresista llamado de Avellaneda que sostenía: reforma
agraria, defensa de las riquezas nacionales, mejoras sustanciales en las
condiciones de vida y de trabajo y régimen democrático; un programa que en
si se planteaba romper con el
continuismo buscado por la formula apoyada por el oficialísmo golpista. Este programa
se planteaba sustancialmente construir una democracia con un contenido social
avanzado. No fue extraño por ello el apoyo de estos sectores sindicales, ya
que, por un lado peronistas votaban por la restitución de la constitucionalidad
de su participación política vetada, y los comunistas en busca de mejoras
profundas del modelo social y productivo en vista a la construcción del
socialismo en la Argentina.
Sin embargo, los acuerdos alcanzados en el marco de
una campaña presidencial donde los programas fueron fuertemente influenciado
por la movilización popular, fueron prontamente rotos por el ejecutivo nacional
a cargo de Frondizi. Al poco tiempo de su asunción incorporó a la Argentina al
Fondo Monetario Internacional (F.M.I.), restableció el Estado de Sitio, anunció
concesiones simultaneas a la Stadar Oil, y la Royal Ducht, autorizó a la
enseñanza universitaria por empresas privadas, y puso en práctica medidas para
mantener divido al movimiento obrero y entregar la dirección de los gremios y
la CGT, a aquellos simpatizantes gubernamentales, además, pasaron a reprimir al
movimiento obrero. En este contexto, la
huelga de los obreros ferroviarios fue duramente reprimida, teniendo una fuerte
resistencia en la localidad de Laguna Paiva provincia de Santa Fe.
El historiador Oscar Arévalo en su libro “ El Partido
Comunista” de 1983 del Centro Editor de América Latina S.A. Buenos Aires señala
lo siguiente: “ En este periodo se
constituyo el Movimiento Pro Unidad y Coordinación Sindical portante agrupamiento unitario donde
trabajadores comunistas, peronistas y otros, junto a otras organizaciones de
masas, contra la movilización militar, el estado de sitio, por las libertades
democráticas y el derecho a huelga;
contra la ofensiva patronal y los
despidos en masa; contra la carestía de la vida, por la rebaja de los precios
(…)”. En ese marco se da la renuncia del Vicepresidente Gómez y dos diputados
del UCRI en repudio a la política del gobierno.
Tras la renuncia de Gómez, Guido fue designado en su
lugar y A. Alsogaray fue designado Ministro de Economia, teniendo como efecto
un reflujo en la situación económica, social y política del país. La nueva
coalición de gobierno con un gabinete reestructurado daba lugar en la dirección de los equipos económicos a
los delegados directos de las grandes organizaciones patronales acrecentando de
esta manera la lucha sindical contra las políticas entreguistas del gobierno de
Frondizi.
EN LO LOCAL “LA PAIVA HEROICA”
La resistencia de la lucha ferroviaria que comenzó el
30 de octubre de 1961 y culminó el 10 de diciembre.
La mañana del 11 de noviembre, no se la olvidarán
jamás los habitantes de Laguna Paiva, pues al medio día escucharon el silbato
del tren que señalaba que venía un tren que no estaba en la rutina diaria, sino
que era el tren que iba a desafiar a toda la comunidad cargado de policías
listos para reprimir y arrestar. El pueblo no se quedó a esperarlo, se fue
hacía él y trataron de impedir la llegada de esa locomotora diesel a la
estación. Allí, un grupo de mujeres, junto con obreros del riel, colocaron durmientes
y cuanto objeto sirviera para detener la circulación de esta formación.
Las mujeres no dudaron, lo enfrentaron. Ellas pueden
hoy contar la historia (enlace de entrevista) de cómo fueron esos minutos que
impidió la llegada del tren al Laguna Paiva. Fuego, es lo que prendió las
llamas de la lucha y la rebeldía y
literalmente uno de sus vagones. Durmientes, los que impedirán que avance.
Piedras, de todos los lugares para cuidar las trincheras.
Se señala por el entonces “Los policías, confundidos,
comienzan a disparar sus armas desde el suelo produciéndose corridas; algunos
más exaltados prenden fuego a los coches y cae herido el obrero Abel Gómez y el
foguista Orlando Oliva recibe un disparo en la cabeza. A continuación, la misma
gente logra apagar el incendio del tren que amenazaba propagarse a una
formación de vagones que se hallaban cargados, procediendo a desengancharlos y
empujarlos a mano, alejándolos del lugar, ante el inminente peligro de la
voladura de la planta de oxígeno lindera a la entrada de los talleres”.
Los hombres, maquinistas, operarios, talleristas y obreros ferroviarios se
refugiaron en las islas del lugar para que la policía no los arrestara.
Abandonaron sus casas para buscar refugio. De vez en cuando, entregaba a
escondidas pescados a las mujeres que resistían. Los comerciantes, abrieron el
libro de “fiado” para que durante los días de lucha el pueblo pueda comer.
Andrés Alejandro Andreis, Presidente del Museo
Ferroviario Regional de Santa Fe marcó lo siguiente: “El presidente de la
Nación, Dr. Arturo Frondizi, que se hallaba en gira por países de Oriente
durante gran parte del conflicto, estimó que la clausura de ramales
considerados improductivos, como el cierre de algunos talleres y la
privatización de servicios auxiliares, irían paulatinamente a equilibrar el
deficitario desenvolvimiento de la empresa. Herminio Alonso por La Fraternidad,
y Antonio Scipione por la Unión Ferroviaria negociaban intensamente con el
gobierno a través de la mediación de monseñor Antonio Caggiano. La noche del 10
de diciembre de aquel 1961, se había dispuesto el levantamiento de la huelga. A
la mañana siguiente se escuchó de nuevo la sirena de los talleres,
reaparecieron las chimeneas humeantes y el ruido de las locomotoras. Pero el
ferrocarril, desde entonces, ya no iba a ser el mismo. Cuarenta años han
transcurrido desde aquella huelga que marcó el punto inicial de una proclamada
y nunca efectiva reactivación, y que sólo sirvió para prolongar la lenta agonía
y posterior desmantelamiento de los que alguna vez fueron los Ferrocarriles
Argentinos”.
Según Oscar Paul, en “Los ferrocarriles en la vida de
Laguna Paiva” señala el final del conflicto así: “Los días fueron pasando y los
meses de octubre y noviembre quedaron atrás, en el marco de una lucha que llegaría
a su fin en la noche del 10 de diciembre cuando el gobierno llegó a un acuerdo
con los gremios que representaban a los trabajadores del riel. La alegría y la
esperanza por un futuro mejor se fue adueñando de los locales sindicales, de
las calles y de los hogares de cientos de ferroviarios que pronto verían, con
un inocultable orgullo, la llegada y el paso de vagones del Belgrano que,
procedentes de distintos puntos del país, traían pintada la inscripción que
calaría muy hondo en los lugareños: “VIVA PAIVA LA HEROICA!”
Los hombres dejaron sus trincheras en las islas, se
reencontraron con sus mujeres, con los comerciantes que “dividían la mercadería
que había en el lugar” y con los niños. El orgullo ferroviario inundó las
calles, la resistencia fue necesaria. Hace dos años, las mujeres que pusieron su cuerpo fueron reconocidas por el Concejo Municipal con un monumento en la plaza. Así, todo aquel que pase por el lugar preguntará a qué se debe y la historia será contada por sus habitantes con mucho orgullo sin olvidar el pasado y levantando las banderas del espíritu ferroviario que nunca murió en la zona.
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