Malvinas: El pasado dice presente

El informe aborda la guerra de Malvinas desde distintas perspectivas, acercando lo que sucedió en el pasado desde una mirada retrospectiva. Por un lado, tomamos la experiencia de un ex combatiente para describir y examinar desde adentro lo que sucedió en Malvinas. Por otro lado, nos meteremos en el estado de las islas en la actualidad, desde la visión de una argentina. Por último, realizaremos un repaso histórico breve sobre el contexto donde tuvo lugar el conflicto armado, para entender que el reclamo que aún realiza nuestra nación está basado en derechos jurídicos, históricos y geográficos.

La experiencia de un combatiente
Por Jonatan Raimundo

-10 de diciembre, 2013.
Santa Fe, Rosario.

Llegué a Ayacucho 1477. Toco el timbre y me abre la puerta un hombre alto, morocho y con algunas canas que exponen su edad y experiencia. Nos saludamos, y nos dirigimos hacia una oficina que está muy cerca de la puerta de entrada.  En la pared que veo de frente hay un cuadro bastante grande que dice “Dieron la vida por Malvinas” con una fotografía de fondo  imponente.

Comenzamos a charlar, a intercambiar opiniones y poco a poco fuimos entrando en un pasado que siempre está muy presente. Enciendo el grabador únicamente para tener un registro, pero la entrevista es realmente muy distendida. Cada momento es relatado como si estuviese ocurriendo, pareciera que el tiempo no pasó, pareciera que nos vamos sumergiendo en 1982.

-2 de abril, 1982.
Tierra del fuego, Rio Grande, Batallón de Infantería de Marina N° 5.

Bien temprano, el sub oficial a cargo entra a las habitaciones y levanta a todo el pelotón.

-“Tropas del batallón y el ejército Argentino tomaron las islas Malvinas”, vocifera con voz autoritaria. De esta forma, la incertidumbre y el miedo comenzaba a formar parte de la vida diaria de los soldados.

El soldado Chamorro tiene un parche en el ojo derecho, hace algunos días tuvo un accidente y en la enfermería le pusieron un parche que tiene casi el tamaño de su cara. El sub oficial le pregunta: ¿Se queda o embarca? El joven de 19 años responde: “Embarco, voy con mis compañeros”.

-8 de abril, 1982.
Islas Malvinas, monte William.

El Batallón de Infantería de Marina N° 5 (BIM 5) toca el suelo de las islas, luego de haber viajado en avión durante 45 minutos.  Malvinas tiene un clima frío y húmedo de tipo oceánico, además de fuertes ráfagas de viento que provienen del oeste, noroeste y sudoeste.  La mayoría de los soldados no están acostumbrados ni al clima ni al territorio, pero el BIM 5 hizo toda su preparación en Tierra del Fuego, podemos decir que están adaptados, pero ninguno está preparado para la guerra.

Las noches de guerra son eternas. Oscurece alrededor de las 18:30, y desde ese momento la atención debe estar al máximo. En los primeros días, aunque todos tenían mucho miedo, entre los soldados bromeaban y algunos se animaban a exclamar: “No van a venir, desde tan lejos, no van a venir”. El primero de mayo, comenzaron los bombardeos, y los soldados empezaron a vivir despiertos de noche, para tratar de sobrevivir.

-2 de mayo, 1982.
Islas Malvinas, Monte William.

El submarino nuclear británico HMS Conqueror hunde el Crucero Argentino General Belgrano, cuando se encontraba fuera del área de exclusión, causando 323 muertes.

El oficial a cargo le informa lo sucedido a la tropa. La desazón e impotencia se hace presente. El comandante levanta la voz y dice: “A esos señores cuando vengan de frente hay que darles en la cabeza”. La bronca se había esparcido como peste.

En la oscuridad de la noche, se escuchan tiros. Todos se ponen en posición de ataque y se dan cuenta que falta un soldado, quien viene caminando desde donde se escucharon las detonaciones. Era Ramírez, quien comparte el pozo con Chamorro. “¿Qué pasó?”, le preguntó el oficial a cargo, a lo cual Ramírez respondió: “Observé un movimiento extraño oficial”. Pero en realidad, le mintió. Ramírez se había ido de la zona para despejarse, para distraerse. Pero claro, no se lo podía decir a su superior.

-14 de junio, 1982.
Islas Malvinas, Monte William.

 Los ingleses avanzan, toman monte por monte.  El Batallón de Infantería de Marina N° 5 se encuentra en el último bastión antes de llegar a Puerto Argentino.  La noche es un verdadero infierno. No Quedan municiones para el mortero y las bombas pasan por todos lados. Solamente quedan las municiones del FAL.
A lo lejos se observan las boinas rojas bajando del monte. Los soldados se comienzan a preparar, parece que llegó la hora de pelear cuerpo a cuerpo. En ese momento, llega la orden del repliegue. Comienza la retirada.

Los soldados ingleses tiran una bomba que cae en una piedra y las esquirlas impactan en el cuerpo de un soldado. Un sub oficial pide ayuda: “Necesito voluntarios para buscar a Ramírez que está herido”. En seguida,  Chamorro y tres soldados más salen a buscarlo. Lo llevan hasta el hospital de campaña, pero las heridas son muy graves.

Luego de la rendición, estuvieron tres días prisioneros en puerto argentino. Al cuarto día, los trasladaron al aeropuerto, donde pasaron tres días más encerrados.

-23 de junio, 1982.
Tierra del fuego, Rio Grande, Batallón de Infantería de Marina N° 5.

Luego de tres días arriba del Almirante Irizar, el batallón vuelve a al país. Desembarcan en Ushuaia, y los trasladan nuevamente a Rio Grande, en dónde estaban cumpliendo el servicio militar. A Chamorro todavía le quedan cuatro meses de servicio militar, aún no podrá volver a su casa.

La única comunicación que había tenido hasta el momento con su familia era a través de cartas. En la primera que envió, avisaba que estaba en Malvinas y que iba a combatir en la guerra. Fue la única carta que recibió una respuesta por parte de su familia, quienes le enviaron algunas fotos para que tenga de recuerdo. La única carta que recibió de su familia y las fotos, se perdieron en Malvinas.

-10 de diciembre, 2013.
Santa Fe, Rosario.

Hace una hora que estamos hablando. Solamente una vez nos distrajimos,  sonó el celular y tuvimos que parar la entrevista. Justamente me estaba comentando cómo fue su llegada a Rosario. Su familia y amigos estaban esperando el tren, Chamorro volvía luego de un largo periodo de tiempo.

“Volví a nacer”, esa fue la primera sensación que tuvo cuando llegó a Rosario y vio a su familia.

“PASSPORT, PLEASE” 
Por Federico Aldaz

 Vegetación, paisajes, gran variedad de fauna, playas con arenas blancas. Atractivos para un lugar turístico que muchos considerarían poco usual. El turismo (junto con la pesca) representa hoy por hoy el 90% del ingreso económico de nuestras queridas Islas Malvinas. Pero a quienes están interesados en cuestiones estrictamente históricas y que ése es el motivo principal de querer cruzarse hasta dicho archipiélago, que como todos sabemos está en disputa con Gran Bretaña por más de 150 años.

“Es muy fuerte y emocionante”. Palabras de Adriana Pavicich, rosarina y médica que tuvo la posibilidad de viajar en el último año a las islas y que nos contaba las sensaciones que se viven cuando caminó por las calles de Puerto Argentino (actualmente Port Stanley según la denominación británica).

Existe la creencia popular de que los argentinos que vamos a Malvinas, de alguna u otra forma corremos el riesgo de sufrir un grado de discriminación por parte de los isleños. Pues claro, es más que evidente que no desean tener ningún tipo de vinculación, por lo menos político y cultural, con nuestra Nación. “La gente es muy educada, pero identifican al instante si sos argentino”, agregaba Adriana cuando discutíamos este tema. Y nos decía que si bien no se sintieron incómodos cuando, por ejemplo, iban a comer a un restaurant, sí aclaró que tienen una cultura totalmente distinta a la nuestra. “Banderas británicas por doquier, los autos conducidos por el carril derecho, el estilo de vida. Todo es distinto en Malvinas para nosotros”, agregó la rosarina.

De todas maneras, siempre va a haber algo que nos une con los nacidos en dichas islas: el cementerio de Darwin, lugar donde se halla la tumba de 237 soldados argentinos que perdieron la vida en 1982. Probablemente el punto turístico más esperado por los argentinos que concurren. “Es imposible no emocionarse cuando estás en Darwin”, comentó Adriana, quien además manifestó que lo más fuerte en el momento de estar en el cementerio era la paz y el silencio con el que se vivó. “Cuando ves todas las lápidas de chicos sin nombre te pones a pensar en lo ingenuos que fuimos en esa época al pensar que Argentina podía ganar esta guerra”, concluyó Pavicich.

 Desde que se perdió el conflicto con Inglaterra, se abrió un debate muy amplio en nuestro país respecto del recibimiento y el reconocimiento a los soldados que lograron regresar a sus hogares. Para ellos, Malvinas sin dudas marcó un antes y un después en sus vidas. Y de hecho, muchos anhelan con la posibilidad de regresar algún día y recorrer lo que en su momento fue el campo de batalla. Gustavo Pugliese es teniente coronel retirado y estuvo a cargo de un escuadrón de soldados en Malvinas. Al preguntarle sobre qué le gustaría hacer si volviera a Malvinas dijo que por sobre todas las cosas sería estar donde comían, dormían, se mantenían con energías: los pozos. “Era como tu casita”, así lo describió Pugliese a los lugares de escondite donde estuvieron por tanto tiempo.

 A los veteranos de Malvinas poco le pueden llegar a interesar la flora y la fauna, las playas o el paisaje del lugar. Sin embargo, un gran número de ex – soldados argentinos sueñan con la posibilidad de volver a las Islas. La historia, el recuerdo de amigos que ya no están y las experiencias vividas son más importantes que cualquier atractivo turístico o cuestiones de política internacional referida a la legitimidad del dominio inglés sobre el archipiélago.

 “Passport, please” (Pasaporte, por favor) lo primero que escucha un argentino cuando visita las Islas Malvinas. Un precio que nada tiene que ver con el dinero que hay que pagar para tener acceso un pequeña gran parte de la historia de nuestro país.

 El eterno anhelo de la soberanía del archipiélago
Por Agustín Lago

Históricamente las Islas Malvinas remiten a “la guerra” con el Reino Unido donde murieron cientos de soldados argentinos. En dicho momento, los medios jugaban un rol preponderante, anunciando una promisoria victoria del ejército argentino. Los estandartes de las mentiras, en la última dictadura, fueron algunos medios gráficos, televisivos y radiales. Cabe destacar que el sentimiento triunfalista iba de la mano con el propio gobierno de facto y la actitud pasiva de determinadas empresas de medios. Si fue por miedo o por conveniencia, no será el que escribe este texto quien lo defina. A su vez, no era fácil ir en contra de esas afirmaciones, debido a que los recursos económicos y tecnológicos de determinados medios tampoco daban la posibilidad de poder indagar acerca de la verosimilitud de las publicaciones sobre la actualidad del conflicto armado. De hecho, sólo tres periodistas argentinos fueron al lugar de los hechos a “cubrir” la guerra: Nicolás Kasanzew de Canal 7, Diego Pérez Andrade y Carlos García Malod, de la agencia estatal Télam.

En el marco del conflicto armado entre Argentina y el Reino Unido, la democracia era un anhelo para las naciones latinoamericanas. Por entonces, el país que presidía en la dictadura Leopoldo Bignone, no recibió gestos de apoyo o ayuda para enfrentar a la tercera fuerza mundial.

 La decisión de Bignone muchos la atribuyen a su alcoholismo. Probablemente pueda ser cierto. Pero dentro de esta determinación histórica que tomó hay varias lecturas. Si triunfaba Argentina, por más imposible que fuese, la dictadura iba a tener una vida más, ya que no se iba a debilitar como sí terminó ocurriendo luego de la rotunda derrota. Y sí. Hubo que pagar con sangre la salida de la dictadura. La otra óptica es que Bignone quiso acelerar creyendo que el rival iba a retroceder. Años antes, nuestro país durante el gobierno de facto de Onganía tuvo más oportunidades de obtener las Islas Malvinas porque el mismo Reino Unido. Es decir, se tomó la determinación para finalmente birlar el terreno sin un plan elaborado. No había recursos de ninguna índole para creer que se podía superar a tamaña potencia. Aquí fue donde los medios de la comunicación actuaron como motor anímico.

 Por esto resulta pertinente, por un momento, detenerse en la actualidad. En el gobierno de Cristina Fernández, quien eufóricamente reclamó durante un período de tiempo la recuperación del archipiélago, sin éxito. Es preciso entender que “la cuestión Malvinas” no compete solamente a Argentina y al Reino Unido. En el marco histórico en el que se desenvolvió el conflicto armado, nuestro país no tenía la noción de a quienes enfrentaba. No era el Reino Unido. Era también Estados Unidos empujando a su socio de la OTAN en un contexto de guerra fría, donde no se podía mostrar debilidad y menos una derrota en una guerra ante un país de América del Sur.

En este momento, con el crecimiento económico que tuvieron los países emergentes de América del Sur, Argentina cuenta con el apoyo de varias naciones para seguir solicitando una mesa de diálogo con el Reino Unido. No es menor. No se trata de una campaña política de un determinado presidente argentino, se trata de la soberanía nacional, del territorio que corresponde a un país. No se trata de un capricho.

 Argentina tiene derechos jurídicos, antecedentes históricos, y derechos geográficos que permiten entender el reclamo del Gobierno hacia Gran Bretaña. Hace décadas que no hubo avances para que el pedido tome cuerpo, pero es un dato relevante saber que hay apoyo de otras naciones. Por más que se intenten realizar comicios en el archipiélago por parte de los kelpers, el resultado siempre será objeto de refutación, sencillamente porque no se encuadran en el Principio de Autodeterminación que corresponde a los pueblos y no a las poblaciones. Población y pueblo son términos distintos. Para ser pueblo, los habitantes de un determinado espacio geográfico deben considerarse como una sociedad distinta de la sociedad del país que ocupa ese territorio, posee una identidad cultura que los diferencia de la nación a la cual pertenecen, ser básicamente habitantes autóctonos. Ejemplo práctico pueden ser los vascos, los catalanes. Los isleños probaron con ese 99% de votos a favor de seguir en la misma condición que no reúnen ningún requisito para gozar dicho derecho mencionado. Su intención, es integrar el estado colonial inglés, gozar de sus derechos. En consecuencia, poseen una carencia del derecho de autodeterminación.

La guerra no es una vía y quedó demostrado. Los canales diplomáticos son el vehículo. Pero no basta con sólo eso. Se necesita hacer oír aún más fuerte la voz nacional, contagiar a otros países de la convicción de la soberanía de Argentina sobre ese territorio. Pero por sobre todas las cosas, no olvidar las Islas Malvinas, y a quienes dieron la vida por defender una nación sin otra arma que el sentimiento de pertenencia nacional.

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