El 12 de octubre de 1928 Mario Antelo funda el diario vespertino La Tribuna como órgano del Partido Demócrata Progresista, liderado por Lisandro de la Torre. Fue exactamente el mismo día en que Hipólito Irigoyen asumía su segundo mandato como presidente de la República Argentina. La génesis de La Tribuna se dio en un momento en donde en Rosario salían otros cuatro diarios: La Capital, Rosario, Democracia y Crónica (los dos últimos vespertinos).
Su origen está circunscrito a un
contexto de expansión urbana importante. Para ello debemos explicar por qué
comenzaba a generarse este incremento, sobre todo en las ciudades, para
entender luego el modelo a seguir por estos medios de masas que van surgiendo. De
este modo deben realizarse dos consideraciones precisas para analizar dicho
surgimiento. Uno social, cultural y educativo, y el restante relacionado con la
modernidad acaecida en el periodismo con el surgimiento de las nuevas empresas
de medios.
Con respecto a lo primero, debemos
remontarnos hacia la década de 1980. Si bien las bases de esta generación
buscaban relacionarse con las ideas de federación y Estado de Derecho,
dispuestas por la Constitución Nacional de 1853, la sociedad argentina debía
erigirse en dos puntos fundamentales: inmigración y alfabetización.
En relación a la inmigración, la Generación
del ’80 buscó fomentar a través de la propaganda, la llegada de extranjeros
europeos, de sectores medios y altos, haciendo énfasis en el crecimiento
exponencial en materia económica que había tenido el país en los últimos años.
Sin embargo, la crisis que se vivía en el viejo continente terminó por atraer
solo a aquellos inmigrantes de clases bajas, que se insertaron en los
suburbios, bajos fondos y arrabales argentinos. Esta situación, trajo aparejado
el surgimiento de nuevos sectores populares.
La otra acción política referida a
educación surge en 1884, con la ley 1420 de educación pública, gratuita y
laica. Si bien las clases acomodadas pudieron acceder de forma plena a este
mecanismo, algunos de aquellos nuevos sectores populares quedaron excluidos del
sistema educativo. Quienes no lograban insertarse en el sistema, fueron
buscando otras formas de educación paralela a la oficial que fueron formándose
junto con la incorporación de ideologías sindicales, obreras y anarquistas, que
traían los extranjeros desde Europa.
La inmigración y la educación
fueron amalgamando dos sectores bien manifiestos. En uno, se encontraban
ubicadas las clases tradicionales y aristocráticas, y en el restante, los
sectores populares, formados por criollos, extranjeros y marginales. Así fueron
gestándose nuevas formas de hacer periodismo. En la segunda mitad del Siglo XIX,
se crean las nuevas empresas periodísticas, modernas, con mayor tirada, y más
cantidad de noticias, tales como La Nación y La Prensa.
Este último punto, sumado a las nuevos
actores sociales, fueron fortificando la creación de nuevos medios de
comunicación de masas, con lenguaje coloquial, mezclado con algunas palabras
del lunfardo, titulares de gran impacto, donde muchas veces primaba la sátira
hacia los sectores aristocráticos. Como ha explicitado Sylvia Saitta, el
medio funcionaba como “un localizador de instituciones sociales”, y servía para
vender y comprar bienes, como así también, para encontrar en la ciudad lugares
de esparcimiento. Por último, el deporte, las secciones policiales y
espectáculo, comenzaban a ser moneda corriente en las redacciones de los
llamados “medios de masas”.
“La Tribuna”, precisamente, se inscribe
en este contexto. Si bien surge en 1928, su destino era claro: captar a la masa
de trabajadores a través de publicaciones vespertinas, destinado a su lectura
durante el viaje de vuelta sus respectivos hogares. Tenía una gran tirada con preeminencia de la información hípica, policial y escandalosa. No llegaba a identificarse con el amarillismo pero se caracterizaba por sus títulos lanzados y fuertes. Si bien era un clásico diario con dueños burgueses-industrialistas su llegada era masiva y popular. Los periodistas eran personas muy capacitadas, que poseían un elevado nivel cultural comparado con algunos profesionales de los medios actuales. Sin embargo, los sueldos se cobraban mal y tarde.
La fuerza electoral el Partido
Demócrata Progresista, se encontraba circunscrita en la Zona Sur de la
Provincia de Santa Fe, donde en 1921 conforma el grupo que elaborará la
Constitución Provincial de tono progresista (mas allá de que su ideología fuera
conservadora), donde logran abastecer de nuevos derechos a los trabajadores (entre
otros, jornada dominical libre, salario mínimo, etc.)
El vespertino se erigió como un
diario de propaganda del PDP. En 1930 Lisandro de la Torre, su líder, se
distancia del general José Félix Uriburu. La década que se inscribe entre 1930
y 1940, es denominada infame y, como dice
José Luis Romero, de restauración
conservadora. Esto significó el regreso del fraude electoral, los
beneficios a los sectores más conservadores de la sociedad y los negocios de
frigoríficos con Gran Bretaña, entre otros.
Precisamente las elecciones de
1932, que dan por ganador a Agustín P. Justo (también conservador), se
caracterizan por el modelo de farsa electoral. Lisandro de la Torre se había
presentado a aquellas elecciones,
acompañado por el Partido Socialista, pero pierden con el fraude. Sin embargo,
con la misma fórmula, gana las elecciones para erigirse como gobernador de la
Provincia de Santa Fe, con el diario “La Tribuna” como su máximo comunicador de
políticas y actividades.
Si bien no hay demasiados
registros, antes de la época peronista, el PDP formó parte de la Unión
Democrática, que va a elecciones contra el Partido Laborista, liderado por Juan
Domingo Perón en el año 1946. En esa etapa, los diarios más importantes de
Santa Fe, El Litoral, La Capital y La Tribuna, se oponían al líder del
movimiento. En esta coyuntura, como dice Mirtha Varela, era común observar
noticias donde se enumeraban las propuestas políticas, sociales y económicas de
la Unión Democrática, excluyendo de todo análisis las propuestas del peronismo.
Desde 1948 hasta 1978 cuando venden
la totalidad de las acciones que le quedaban, el diario es comprado por los
Hermanos Albanese. De los hermanos, Virgilio era también redactor del diario, y
en 1962 fue uno de los firmantes del tratado para la creación de ADEPA
(Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas), durante la XVIII Asamblea
de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), celebrada en Chile, para
aglutinar a los principales medios que operaban en el país. Durante esa época,
el diario se identificó con las políticas federales que implicaban una defensa
férrea de los intereses políticos, económicos, sociales y culturales de los
rosarinos.
Rafael Ielpi, en su texto Aricana,
describe a Albanese como “un hombre que supo combinar la alta técnica
profesional como periodista con la política orientada hacia el fomento de la
amistad entre los pueblos, en un fervoroso afán de intensificar las
interrelaciones culturales”. El 25 de octubre de 1958, por ejemplo, en una
Comisión de Homenajes celebrada en la ciudad de Rosario, se realiza un agasajo
especial al diario por su prédica
incansable a favor de la restauración del federalismo económico del país y su
incesante lucha en defensa de los intereses de esta ciudad. (texto Aricana).
por el fuerte peso de la publicidad oficial, La Tribuna publicaba la mayoría de sus noticias en sintonía con los intereses militares. Se informaban principalmente a través de los cables de Télam, que estaba a cargo de los agentes de prensa del gobierno de facto. "Sus títulos eran de sujeción y control, y todos los que trabajábamos en ese momento sabíamos lo que teníamos que publicar", recuerda Bertone.
No hay comentarios:
Publicar un comentario